viernes, 3 de agosto de 2007

Trabajar en el campo de las estrellas

“¡No hemos hecho casi nada!”

Esta es la sensación que ha quedado sobre las labores manuales en muchos de los que participamos en el campo de trabajo de Gavilanes este verano. Pero la intención principal de esta actividad es la de ir trabajando la tierra buena que somos, tierra donde Dios ha echado su semilla, trabajar nuestro corazón, acostumbrarlo a lo mejor, a lo más bello y apasionante que nos pueda suceder en la vida: el encuentro cotidiano, real, histórico con Jesucristo.

Absolutamente todo lo propuesto en el campo de trabajo tenía esta dirección:

HACER DE LO EXTRAORDINARIO QUE NOS CONCEDE CRISTO ALGO COTIDIANO, algo que valga y sea posible de vivir y gozar todos los días.

El siervo de Dios Juan Pablo II utilizaba una expresión muy bonita para hablar de la fe y la vocación de todo hombre a la felicidad, decía que se trataba de un don y una tarea

Don y tarea. Sobre el don inmerecido que recibimos os remito al último email enviado por José Antonio Buceta (SuperBuce para los compipampas y los no compicampas).

La tarea es la hecha en el campo de trabajo. Levantarse y ofrecer el día tener un tiempo de oración diaria, laudes, misa, completas, confesión, bendecir la mesa…

No son cosas inventadas por personas que pretenden ser simplemente buenas, ¡NO! Es la respuesta, el SI a Cristo ante su don, abrir la puerta para que Él sea quien entre a cambiar nuestra existencia.

Hacer éstas y muchas otras que realizamos durante 15 días son el acto concreto ante la propuesta de Aquel que nos dice que son nuestras las estrellas del cielo y de forma inmediata respondemos alzando los ojos al cielo para ver la promesa hecha realidad.

La respuesta, la tarea ante el don es la misma, como lo es el don, en Gavilanes, Madrid, Siberia, Pernambuco…

¡Ánimo!, es posible allí donde te encuentres vivir el don, ser saciado hasta el punto de tener que reconocer que tienes agujetas en la cara de tanto sonreír.

Ahora puedes planear el día que te espera; si quieres levantarte antes o después, desayunar con mantequilla y azúcar, mermelada de fresa que no falte, café o cacao, decidir la ducha más fría o caliente… Pero pregúntate sinceramente cuál es ahora tu alegría, cuál el ritmo que imprimen las cosas a tu corazón cuando no respondes al don de forma concreta (Oración, Sacramentos, Caridad).

Recordaba un dato muy curioso: los enfermos y enfermas. Todos ellos estaban deseando reincorporarse cuanto antes al ritmo del campamento, pues parecían tener la sensación de estar perdiéndose algo grande.

¡Qué diferencia cuando uno enferma y no espera nada nuevo!, parece que uno prefiere incluso prolongar el tiempo de la enfermedad.

Hoy es el día en que Jesucristo pretende darnos la novedad que cambia nuestra vida, seguramente al leer esto tu corazón responde de nuevo con un SI, AMÉN.

¡Hoy es el día

en que de nuevo

se nos entregan las

estrellas!

Estamos llamados a vivir juntos en el campo de las estrellas.

Ayudémonos en la tarea de alzar la mirada para ver de nuevo el manto luminoso que nos regala Dios.

Unidos en Cristo se despide vuestro cura Fran.

1 comentario:

Almudena dijo...

La verdad es que aún sigo sin encontrar palabras para describir lo que fue el campamento y no me preocupa porque las grandes cosas son difíciles de definir con palabras. Lo que es cierto es que el Señor estuvo allí y que esa felicidad que nos inundaba es posible vivirla en Madrid, o en la playa, o en la montaña, o donde estemos, sólo hay que proponérselo!!!
Feliz verano!!!