Ayer, día de San Fermín, nos levantamos
con una gran mentira de Miguel, el jefe. Nos dijo que rezaríamos el
ofrecimiento del día en la parroquia y cuando estuvimos en la puerta una emboscada
de monitores con ganas de apalear ( a algunos más que a otros ) nos
persiguieron por la explanada para “ felicitarnos “ San Fermín. Hicimos las
duras tareas, y pasamos a las olimpiadas donde cada uno encontraría un talento
oculto que hasta entonces no conocíamos. Los talentos eran: el más bocazas que
se tenía que meter el máximo número de galletas en la boca, la ganadora fue
María Solano; el más fuerte donde los dos contrincantes se colocaban en un
banco y se intentaban tirar agarrándose de una mano sin mover los pies; el más
dulce, consistía en comerse medio limón en el menor tiempo posible, el más
guapo, al que le tenían que transformar en feo, la ganadora fue Teresa Rey; el
más romántico, en el que tendrían que enamorar los chicos a Ángela y las chicas
a Quique, el ganador fue Carlos de Arteaga, el más preciso, este tenía que contar
un minuto en voz baja y acercarse lo máximo
posible a los sesenta segundos, la ganadora fue Patricia Montero; el más
gracioso, tendría que intentar hacer reír a Julio, el ganador fue Enrique de
Miguel; el que tiene más equilibrio que tenía que aguantar lo máximo posible
haciendo la grulla en el banco, María Quesada fue la ganadora.
Más tarde la ducha con agua congelada en la
que los chicos mayores nos deleitaban con unas canciones. Comimos unos
deliciosos spagetti a la boloñesa. Y los juegos de la tarde donde todo el mundo
acabo en el suelo, los juegos se basaban en correr y tirar al suelo a los demás.
Luego a la misa, después la cena y la velada donde jugamos a los colores y por
último nos fuimos al saco.
Crónica redactada por: Los
pitufos españoles
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