-DÍA 10- Llega el temido y esperado gran día… ¡nos vamos de marcha! Nos despertamos
media hora antes, y aún con las legañas en los ojos, le cantamos a David el
cumpleaños feliz. A continuación nos fuimos a desayunar unos donuts para coger
energías y, después de ofrecer la marcha al Señor, salimos del campamento para
ir hacia el autobús, donde rezamos Laudes, aunque muchos enseguida nos quedamos
dormidos.
Llegamos
a la plataforma de Gredos y nos encontramos con el campamento de medianos de
Hoyos del Espino. Empezamos una dura marcha pero que tenía una gran recompensa,
poder ver y admirar el precioso circo glaciar. Comimos todos juntos, y pudimos
comerciar con naranjas, peras, bocadillos, etc. Ya por la tarde, celebramos la
Eucaristía, y cuando los del campamento de medianos se marcharon tuvimos tiempo
libre. Más tarde pudimos disfrutar de una catequesis preciosa en la que Jesús
Vidal, Raúl, y Teresa y Javi, nos contaron su testimonio de cómo, de formas
distintas, viven su vida de la mano del Señor.
Al
acabar rezamos Vísperas y jugamos un rato al súper juego “Presi-presi”. Tras
una buena cena, tuvimos la suerte de rezar Completas en medio del circo bajo
las estrellas, y ya después nos fuimos todos a dormir a los sacos (bien
pegaditos para mantener el calor).
-DÍA 11- Nos levantamos en el circo a las 5:30 de la mañana (hipermegamadrugón),
cuando todavía ni se habían escondido las estrellas. Nos vestimos y recogimos
todo con bastante frío, ya que a esas horas en medio de la montaña no hace
mucho calor que digamos… Durante la marcha, que empezó a las 6:30 de la mañana,
hicimos varias paradas para desayunar y rezar Laudes. Después de cinco horas
andando llegamos a las 11:30 al pico más
alto, al pico del Morezón, donde rezamos el Ángelus y descansamos un rato mirando
el paisaje entre las cabras salvajes.
Llegamos
todos sanos y salvos a lo más alto. Luego bajamos hasta la plataforma de
Gredos, donde estaba el autobús, contando con tres horas de bajada por unas
cuestas muy empinadas, pero en las que Ignacio nos guió como verdaderos
exploradores intrépidos. Comimos antes de subir al autobús, y luego volvimos
hasta el campamento (casi todos dormidos).
Al
llegar al campamento, nuestros compañeros que se habían quedado allí, nos
recibieron con mucha alegría y un gran cartel de bienvenida, y nos fuimos
corriendo a duchar. Ya más tarde celebramos la Eucaristía, donde pudimos
reflexionar sobre la marcha y ofrecérsela al Señor. Tras la misa, cenamos y
tuvimos una velada tranquilita de bromas, bailes y canciones. Tras el rezo de
Completas nos fuimos todos a dormir (realmente lo necesitábamos).
-crónica realizada por el equipo de "Los Hombres de Paco".